La hipocresía de las compañías editoriales de algunos medios no tiene límite. ¡Qué inconsistencia de criterio! ¡Qué incongrugencia! Con una mano publicamos artículos sobre la lacra que para la sociedad supone la explotación de las mujeres que ejercen la prostitución («La prostitución, aquí, a plena luz«) para a continuación poner el grito en el cielo a través de la Asociación de Editores sobre el «derecho» a no se sabe qué. Desde luego, pienso que no es a la libertad de expresión. Los cinco millones de euros que presumiblemente ingresa El País hace que se olviden de su ideario progresista y defensor de los derechos… Lo mismo cabría decir de El Mundo o ABC. 15.000 euros al día hace que cualquiera sea capaz de defender lo indefendible: «negocio alegal, anuncio ilegal» clama El País.
Como defender los anuncios de putas directamente en un editorial quedaría un poco feo, lo hacen a través de la AEDE, donde con unos argumentos que hacen reir, dice que «Si los poderes públicos consideran que la prostitución es una actividad delictiva o perjudicial para la salud, cabría exigirles que prohíban el ejercicio de la misma«. Si no está prohibida ¿por qué ha de vetarse su publicidad?, se preguntan en la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE)». Pero bueno, ¿acaso no está prohibida o limitada la publicidad de los Medicamentos, el Alcohol y el Tabaco?. Incluso se llega a argumentar que hata «el colectivo de prostitutas Hetaira ve <ineficaz> prohibir o limitar esos anuncios». Total, si no vale para nada, ¿para qué vamos a hacer lo correcto?.
Resulta curioso El País que señala que «Según la Ley General de Publicidad, son ilegales los anuncios que presentan a la mujer de manera vejatoria o utilizando su cuerpo como mero objeto desvinculado del producto que se promociona», pero se excluyen los anuncios de contactos… Una incongruencia más. Su propia defensora del lector opina que «mejor dar ejemplo que actuar obligados«. Mucho caso no le hacen, no.
Resulta también llamativo que El PAIS se niege a dar cobertura de El Boxeo en su libro de estilo «salvo que reflejen el sórdido mundo de esta actividad» y añade que no publicarán noticias sobre este deporte. Eso sí, los 300 anuncios de putas en las páginas de contactos no se corresponden con una actividad sórdida…
El hecho de que una actividad sea legal o alegal, ¿justifica las incongruencias o aquello de que «nos discriminan con respecto a otros medios…»? (¿será internet?) . La credibilidad es de lo poco con lo que cuentan la profesión periodística y los medios. Si esa credibilidad depende de cuánto dinero haya detrás, no es credibilidad. Si la pretendida «libertad de expresión» la tienen que defender las prostitutas en las páginas de contactos, mejor me cambio de profesión.
A mi, personalmente, lo que me realmente me fastidia (con «J») es que no puedo dejar el periodico por ahí tirado por si acaso mis hijas pequeñas lo abren por las páginas de prostitución, llenas de fotos explícitas. Al menos en Francia -donde sí están prohibidos estos anuncios-, si se publican lo hacen de una manera que no ofenda. Esto no quiere decir que sea menos «hipocrita», sino sólo eso, más discreto.
(NOTA: en esta mi opinión se cita sobre todo a El País por facilidad de búsqueda de información, pero El Mundo y El ABC caen en las mismas o peores contradicciones).
Fernando Gordón
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