Tuit inspirador de este post el de mi amigo y compañero Arturo Merayo. Pregunta el profesor qué harías si fueras el asesor de comunicación de Mouriño, a lo que sugiere comenzar por un curso de formación de portavoces. Todo a raíz de un sesudo análisis de cuatro colegas de profesión que debaten con brillantez sobre la imagen pública que proyecta el entrenador madridista y su repercusión sobre la blanca institución Ya en la red de microblogging expreso mi pesimismo. Mi síntesis, mucho menos intelectual que el análisis de mis expertos compañeros, se resume en que la clave no es la formación que necesita Mouriño, sino en convencer al ínclito para que la lleve a cabo. Si alguien llega a ese punto, ese será sin duda el Asesor Milagro. Más que nada porque yo no encuentro argumentos contundentes para hacer ver al personaje la imperiosa necesidad que tiene de formarse de cara a sus comparecencias ante los medios de comunicación, cuando “de-formado” ha llegado a sus 48 años a la cima de su profesión, ganando 14€ millones brutos al año y, además, con un Club como el Real Madrid rendido a sus pies, secuestrado por su talento y brillantez. ¿Formación?, ¿Para qué?
Hacía tiempo que no percibía el sobredimensionamiento intelectual hacia un personaje como el que los medios ejercen con Mouriño. El portugués eructa y hay una lectura entre líneas sólo para mentes privilegiadas; una flatulencia suya y pareciera musa de aquello que apuntaba San Agustín en La Ciudad de Dios «Grandes hombres con tal comando de sus intestinos que puedan tirarse pedos continuamente a voluntad, de manera tal que produzcan el efecto de una canción»; sapos y culebras contra sus jugadores, y resulta que es la excelencia e innovación en la gestión del vestuario. Fernando Arrabal y sus cuadros clínicos y públicos de Delirium Tremens; Paco Umbral y su libro; García Márquez y su trasparente antipatía; Cela y su arte para hacer prosa de la escatología….Lo de no ser políticamente correctos se le puede pasar por alto a gente que dejó o dejará un legado imborrable. Algunos, incluso, algún Nóbel.
Es la primera vez que veo que se le pasa por alto a un entrenador de fútbol. Es mi opinión y me puedo equivocar, pero donde yo sólo veo un bocas, muchos ven un tío auténtico. Es una cuestión de percepciones y de esas percepciones, en general, está claro que Mouriño obtiene importante réditos.
¿Un curso de formación? Definitivamente Mouriño no lo necesita. Al menos hasta que no le concedan un Nobel. Si llegado el momento no obtiene el preciado galardón, ya se encargará de decir que la culpa es de la UEFA. Y todos le reiremos la ocurrencia… Florentino incluido.
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