Tras las elecciones autonómicas de ayer, Podemos -bajo el paraguas de las diferentes marcas con que ha concurrido- y Ciudadanos serán claves para, dependiendo de la región, otorgar el poder a uno u otro de los grandes partidos históricos, PP y PSOE. Las dos formaciones emergentes han adelantado en numerosas ocasiones que aquellos con quienes pacten deberán asumir todas o algunas de las propuestas incluidas en sus programas electorales. Parece oportuno, pues, revisar estos en lo que a la financiación sanitaria se refiere.

En su programa, Podemos hace referencia explícita a un “Plan de Reversión al Sistema Público de Salud de los centros y servicios privatizados”, así como a la retirada de los planes que, para garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario, se hayan puesto en marcha y contemplen más privatizaciones. Este proceso incluiría la recuperación “inmediata” de servicios externalizados, como lavandería, mantenimiento, donaciones de sangre, etc. El partido liderado por Pablo Iglesias propone también que, desde las comunidades autónomas, se promueva la retirada de la Ley 15/1997 sobre habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud, que abrió la puerta a para privatizaciones como las mencionadas.

Respecto a la evaluación y aprobación de fármacos, Podemos expone su intención de crear una Comisión de Farmacia, “integrada por representantes de las comisiones de farmacia de los hospitales y que trabaje en estrecha colaboración con las agencias evaluadoras”. Uno de los objetivos de este nuevo organismo sería la unificación de los criterios de las comisiones de farmacia de cada hospital para “establecer buenas prácticas, favorecer las economías de escala y mejorar los procedimientos de selección y compra centralizada de medicamentos”. Otro, el impulso a la fabricación de fármacos genéricos, sobre todo los utilizados en tratamientos costosos, entre los que pone como ejemplo los de la hepatitis C.

Por su parte, Ciudadanos se muestra partidario de priorizar y financiar la incorporación de tecnologías y medicamentos a la cartera de servicios en función de su efectividad y coste-efectividad, “por lo que -reza su programa- los nuevos procedimientos diagnósticos o tratamientos deberán acompañarse de su presupuesto y sólo se financiarán los fármacos nuevos en las indicaciones aprobadas”. Apuesta, asimismo, por la “racionalización de los tratamientos de gran coste unitario y pequeños beneficios y de los tratamientos emergentes o de efectividad dudosa”.

En materia de gestión hospitalaria, la financiación debería ser, a juicio del partido de Albert Rivera, “capitativa”, término que explica a continuación: la asignación, al conjunto de proveedores de cada zona geográfica determinada, de un fondo económico por cada persona de dicha zona que esté incluida dentro de la población protegida durante un periodo determinado, normalmente un año. Esta medida incluiría el establecimiento de “indicadores de salud poblacional y de calidad de la asistencia prestada” para recompensar de alguna manera a las organizaciones que mejores resultados obtuvieran.

Autor: Rafa Coloma

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