La llegada del metaverso podría suponer un cambio definitivo al romper barreras espaciotemporales que hasta ahora no habíamos sido capaces de imaginar: desde operaciones quirúrgicas virtuales a nuevas vías de atención médica.

El metaverso es uno de los temas más candentes de la actualidad. Se trata de un nuevo universo virtual creado mediante la combinación de tecnologías como la realidad virtual, la realidad aumentada o la conectividad 5G. En definitiva, un mundo nuevo al que podemos conectarnos a través de una serie de dispositivos que nos harán sentir que estamos físicamente dentro de él.

Mucho se ha hablado acerca de sus posibilidades a la hora de revolucionar el entretenimiento, el trabajo, los entornos socioculturales o los videojuegos. Pero, ¿y en el mundo de la salud? ¿Podría el metaverso abrir nuevas vías de atención médica? ¿Somos capaces de imaginar una operación quirúrgica virtual? ¿Cuál es su potencial dentro de la formación de futuros profesionales de la salud? Las acciones que se pueden desarrollar en el ámbito de la salud son casi infinitas y el único límite es el del alcance de nuestra imaginación.

¿Cuáles son las primeras aplicaciones del metaverso en el sector salud?

Uno de los campos en los que esta nueva tecnología podría tener un impacto más inmediato es en el de las consultas virtuales de atención a pacientes, lo que comúnmente se conoce como telemedicina.

La pandemia de la COVID-19 ya ha supuesto un importante impulso en este campo, aumentando considerablemente las consultas a través de Skype, Zoom u otras plataformas de videollamadas. Sin embargo, el metaverso puede llevarlo al siguiente nivel dando entrada a un nuevo concepto conocido como realidad extendida, que suma las capacidades de la realidad aumentada y la realidad virtual.

Con esta tecnología, los pacientes ya no estarán limitados por su ubicación geográfica para ser atendidos por los médicos particulares de su zona. Si, por ejemplo, el mejor especialista para tratar su enfermedad se encuentra en Canadá, el metaverso los permitirá estar en la misma habitación simplemente poniéndose unas gafas y unos auriculares. En caso de requerir escaneos u otro tipo de pruebas en el paciente, podrían realizarse físicamente en una instalación y enviar los resultados en tiempo real al especialista, que podrá evaluarlos en el momento.

Además, el hecho de crear un espacio virtual para profesional y paciente favorecerá el trato más cercano y humano entre ambos. Algo muy importante, por ejemplo, en la consulta de un psicólogo.

Metaverso y formación sanitaria

La formación a profesionales es otra de las aplicaciones más evidentes del metaverso, independientemente del sector del que estemos hablando. Existen ya algunos softwares destinados a la formación de sanitarios y/o a la mejora de sus prácticas.

Por ejemplo, ahora es posible crear aulas virtuales destinadas al aprendizaje, tanto individual como en grupo, donde los asistentes pueden interactuar y poner a prueba sus conocimientos sobre materias específicas dentro de la medicina.

En el caso de la cirugía, esto puede incluso servir para aprender a reaccionar rápido cuando surjan complicaciones dentro de una operación. De hecho, para los cirujanos, tanto estudiantes como profesionales, la FDA ha aprobado ya la comercialización de InVisionOS, que verá la luz este 2022, y permitirá planificar operaciones a través de la realidad virtual. Su funcionamiento consiste en procesar la tomografía computarizada (TC) de un paciente y reconstruirla en 3D para que el especialista pueda verla e interactuar con ella a través de unas gafas de realidad virtual. Esta aplicación permitirá focalizarse en un área anatómica concreta del paciente antes de una intervención.

Posibilidades en los tratamientos para pacientes

Si nos ponemos en el lado de los pacientes, la realidad extendida también trae consigo posibilidades para mejorar su tratamiento, especialmente desde la parte del apoyo psicológico. Desde la creación de escenarios que activan sus miedos o adicciones y que pueden ir superando gradualmente, hasta el alivio del dolor o el estrés mediante técnicas de meditación.

Una aplicación muy interesante es la del campo de la rehabilitación para pacientes que han perdido movilidad por un accidente o una enfermedad. Existen softwares que permiten mejorar los procesos de rehabilitación de los pacientes mediante la creación de juegos o experiencias de realidad virtual que ayudan a incrementar su movilidad, con ejercicios adaptables a las necesidades específicas cada paciente. Otra gran ventaja de esto es la posibilidad de registrar todas las respuestas fisiológicas, de tal forma que el profesional pueda monitorizar métricas cuantificables del progreso del tratamiento.

Más allá de esto, el metaverso podría servir como vía de escape y entretenimiento para quienes tienen que permanecer ingresados durante largos periodos de tiempo en un hospital.

Algunos riesgos que podría entrañar el metaverso

A pesar de su enorme potencial y los grandes beneficios que puede aportar, esta nueva forma de entender la tecnología también tiene sus riesgos.

Las personas con comportamiento adictivo en el uso de videojuegos o redes sociales podrían ser más vulnerables ante esta realidad extendida. Las posibilidades de evasión de la vida real que ofrecería el metaverso podría provocar un aumento del “Síndrome de Hikkimori”, que ya apareció con la industria del videojuego. Una forma severa de comportamiento que busca huir de la realidad y evitar el contacto social a través de la construcción de un universo propio centrado en los videojuegos y/o en las redes sociales.

Sin embargo, a pesar de estos peligros potenciales, los expertos animan a no demonizar una innovación tecnológica que podría nutrir de grandes avances al mundo de la salud, muchos de ellos aún por imaginar. ¿Serán posibles las intervenciones quirúrgicas a distancia? ¿Seguirá siendo necesaria la presencia física de un médico o fisioterapeuta en las terapias de rehabilitación? ¿Dónde quedarán los libros de texto en la formación a profesionales?

Todo es posible y tendremos que esperar para saberlo.