Así, sin más, sin previo aviso, en Cícero Comunicación nos acaban de caer diez castañas o, lo que es lo mismo, 3.650 días. Después de todo este tiempo podemos decir que Cícero pasa ya de la categoría de efímera y arriesgada aventura a la de forma y modo de vida.

La primera década de Cícero ComunicaciónLa primera década de Cícero Comunicación

Cícero 2002-2004. Ayer Cícero… Hoy, el consulado de Senegal

Para una empresa mediana como la nuestra, y viendo la que está cayendo, sería fácil sucumbir  a la tentación de hablar de supervivencia, pero como eso suena muy a entrenamiento de Cuerpos de Operaciones Especiales y por aquí no hay ni Rambos ni tenientes O`Neil, -aunque alguna de las chicas Cícero sea de armas tomar- preferimos hablar de vivencia. Una vivencia que sólo nos inspira orgullo y, claro, agradecimiento.

Y ahora, ¿qué toca en este post?. Supongo que aprovechando estos diez años de vida, deberíamos hacer un sesudo análisis de lo acontecido durante todo este tiempo. A riesgo de caer en el más tópico de los egocentrismos propios de estas efemérides, podríamos hablar sobre nuestros primeros tiempos, lo que hemos crecido como personas y profesionales, todo lo que hemos aprendido, los momentos duros, las alegrías, el esfuerzo, nuestras familias, noches en vela, los premios que nos han concedido….Lo de siempre, vamos. La otra opción que suele barajarse para estas ocasiones es aprovechar el momento para demostrar lo buenos que somos como consultores y estrategas haciendo una valoración muy cualitativa de la comunicación en el sector farma durante todos estos años. Analizamos los cambios, hablamos de intangibles, métricas, ROI,  los nuevos canales,  Social Media, comunicación de crisis…..Lo de siempre, vamos.

La primera década de Cícero ComunicaciónLa primera década de Cícero Comunicación

Cícero 2004-2006

Diez años de personas

Pero va a ser que no. Preferimos dedicar este post a todas las personas que, de una u otra forma, han hecho posible estos diez años de vida y, por supuesto, a darles las gracias por ello.

Porque al final, y confirmando la ley del embudo de la comunicación que asegura que en cualquier proceso  comunicativo el receptor sólo recuerda el 10% de lo que trasmite el emisor, lo que de verdad permanece bien anclado en nuestro recuerdo es justo el 10% de todo lo acontecido en esta década  y que tiene muy poco que ver con los business development programs, cuestiones estratégicas, presupuestarias, sinérgicas o cancamusísticas -¿existe esta palabra?-. Por el contrario, tiene mucho que ver con historias vividas y compartidas con personas.

Los recuerdos de innumerables reuniones a la luz de un proyector y un Power Point van difuminándose con el paso del tiempo, pero en nosotros permanecen imborrables esos encuentros tabernarios que nos han permitido experimentar el proceso de conocer a las personas en torno a unas cervezas, unas patatas con bacalao, una tapa de pringá, la pelea en una aeropuerto por una maleta perdida, una partida de bolos….cualquier situación que haya favorecido el complicado fenómeno de que alguien se quite la máscara del Excel, Power Point o gráfica de resultados, y poder verle la cara e, incluso, un poquito el alma. Y ahí sí. Justo después de ese momento es cuando surgen de forma honesta y natural conversaciones sobre la profesión, el periodismo, la comunicación, marcas, reputación, sanidad….Han sido las personas las que nos han hecho crecer como profesionales y han sido a las personas a las que mejores aportaciones tácticas y estratégicas les hemos brindado. Hace tiempo que supimos que las empresas para las que trabajamos son sus personas; que los medios de comunicación son sus personas; que las sociedades científicas son sus personas; que los gobiernos son sus personas….Y este es un post de agradecimiento a todas esas personas que han hecho posible estos diez años de vida de Cícero Comunicación.

La primera década de Cícero Comunicación

Cícero 2006- actualidad (Cardenal Tavera)

Y por supuesto l@s Cicerin@s

No queremos olvidarnos de quienes con su paso por Cícero han dejado parte de su ADN como huella imborrable en la identidad y árbol genealógico de esta pequeña gran familia a la que alguien con lealtad, cariño y simpatía, denominó hace ya tiempo como L@s Cicerin@s. Hoy, sin duda, las personas que están son el mejor patrimonio de Cícero Comunicación. Su compromiso y lealtad superan muchas veces lo que los abajo firmantes pueden llegar a merecer. Gracias a tod@s.

Fernando y Esteban

PD(Llegará el verano y soplaremos las velas de la tarta. Os iremos avisando.)

Cicero