¿Qué es la miopía del marketing?

¿Lanzando flechas al aire sin acertar la respuesta para conquistar a tus clientes? ¿Realmente estás planteando estrategias pensando en los clientes y no en el producto? ¿Sufres de miopía del marketing?

Ha pasado más de medio siglo desde que Theodore Levitt introdujo el término miopía del marketing a través de su libro “Marketing Myopia”. Sin embargo, parece ser una enfermedad que no ha sido curada del todo. Pues mientras ha ido pasando el tiempo, más ha cambiado el mercado y más difícil se ha hecho observar y adaptarse al panorama en el que vivimos.

¿Qué es la miopía del marketing?

La miopía en términos generales es no poder enfocar bien objetos lejanos. En el marketing puede suceder un efecto muy parecido al no enfocar bien el objetivo de las estrategias que se plantean. La miopía del marketing ocurre cuando nos enfocamos más en las bondades y características del producto y dejamos de lado las necesidades e intereses del cliente y en muchos casos del entorno.

Hay que dejar de ser marketerianos por unos instantes, dejar a un lado nuestra visión y ver con los ojos del cliente. Debemos enfocarnos en ellos y sus necesidades. El cliente más allá de tener la razón, tiene la clave y los insights necesarios para ejecutar una buena y acertada estrategia de marketing. Hay que abrir bien los ojos, colocarse los lentes y enfocar bien para dejar de sufrir de miopía del marketing

Claves para evitar la miopía del marketing

La marca

Con un mercado tan saturado de productos, donde prácticamente ya se ha inventando todo y lo que falta por inventarse será copiado fácilmente, el cliente quiere y terminará comprando experiencias, ideas, afinidad, pertenencia y más. Las compras son cada vez más emocionales que racionales. La tendencia apunta a que es la imagen de marca lo que otorga el verdadero valor de un producto. Y una buena imagen de marca se crea cuando el usuario confía, cree y se siente identificado con ella, por lo cual, la marca tiene que ser igual y convivir en el mismo terreno que su público objetivo.

Entonces una vez entendido que lo más llamativo y diferenciador es la marca, esta debe ser enfocada para satisfacer las necesidades del cliente. Hasta este punto hemos dejado claro que debemos enfocarnos en el cliente y la marca, pero no quiere decir que el producto deba dejarse a un lado. Una necesidad clave es la calidad de lo que vendemos y esta jamás debe descuidarse. Si descubres una necesidad insatisfecha en el mercado, ofreces un producto de calidad y una experiencia inmejorable y memorable tendrás el terreno casi ganado.

La competencia

¿Casi ganado? Pues sí, hay muchos factores que ponen en riesgo la eterna estabilidad de una marca en el mercado. Por ejemplo, una tendencia universal de la que hay que ser consientes es el emprendimiento. Cada vez son más las nuevas empresas y con nuevos modelos de negocio. Esta creciente aumenta la oferta para los clientes y aumenta la competencia. Es fundamental tener esto muy claro para no dormirse en el camino. Hay que mantenerse alerta y abrir bien los ojos para evaluar los distintos cambios que se generen en el entorno. No somos únicos, cualquier competidor puede aparecer, incluso desde un sector distinto del que nos desenvolvemos.

El entorno

Otro punto que nos parece importante mencionar, es que debemos ampliar nuestra visión hasta poder ver el entorno donde nuestro cliente y nuestra marca se desenvuelven, esto nos puede poner en una posición privilegiada. Una necesidad clave del nuevo perfil de consumidores, los millennials para ser más exactos, es que las empresas sean socialmente responsables. Observar, comprender y aportar al mundo en que desarrollamos nuestras propuestas nos hace más responsables y a su vez más fuertes. Esta fortaleza nos permite empatizar y crear lazos, no solo con nuestro cliente sino con el espacio en el que nos desarrollamos y esto nos otorga valor y respaldo a nuestra marca.

En resumen, para evitar sufrir de ese mal de la miopía en el marketing debemos evaluar, conocer a  nuestros clientes y mantenernos junto a ellos. Crecer y evolucionar con ellos, pues así cómo evoluciona el mercado, el cliente también sufre cambios.