La semana pasada la revista Time se descolgó con un reportaje “pata negra”. Fueron cuatro páginas tremendamente ilustrativas sobre la multidimensión del mundo de las vacunas. Su autor, Jeffrey Kluger, centrado en la problemática de la polio y su devastador efecto sobre un país con las particularidades de Pakistán, refleja acertadamente los esfuerzos, dramas, ilusiones, intereses, perversiones y esperanzas que confluyen en un mismo campo de batalla: el de la vacunación contra un virus que puede ser definitivamente erradicado.

Hay muchos aspectos en el área de las vacunas que pueden ser discutidos desde un punto de vista científico e, incluso más allá, cuando se habla de la libertad individual de las personas en el momento que una decisión en materia de salud pública tiene una repercusión directa sobre las mismas. Ni es el motivo de este post ni el del reportaje de Time.

mono kalashnikovNo sé quién dijo en alguna ocasión que “el virus siempre tiene la última palabra”. Saben luchar cuando se les ataca. Pero si en algunos casos, como el que describe el semanario americano, cuentan además con una sección propagandística y una milicia armada -no es metafórico- entonces su erradicación se hace prácticamente imposible.

No sé si es extrapolable. En España no tenemos los clérigos nigerianos ni los mullahs islamistas diciendo que las vacunas esterilizan a quienes las reciben o les contagian el VIH, pero hay grupos que coquetean con estas teorías y se identifican mucho con ellas. INFORMAR responsablemente será el mejor arma para paliar la mella que durante los últimos años han venido sufriendo en nuestro país el valor del que sin duda es uno de los logros más importante de la medicina moderna: el desarrollo de las vacunas. Decisores, medios de comunicación, profesionales sanitarios y fabricantes, tienen ante sí una tarea mucho más nuclear que la obtención de votos, venta de periódicos, alimentar vanidades o perseguir un profit al final del ejercicio. Se trata sólo de trabajar para que la sociedad, las personas, puedan vivir un poquito mejor y, en esto, las vacunas tienen mucho que decir.

Más allá de animar a su lectura, poco puedo aportar a este gran ejercicio de periodismo que podemos ver en Time. Su interés nos anima a dejar en abierto el artículo original y la traducción que desde Cícero hemos hecho al español.

Esteban Bravo

Cicero